martes, 28 de diciembre de 2021

La amistad más inocente es la que no se busca



La amistad más inocente es la que no se busca

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domingo, 26 de diciembre de 2021

Cristinita y su nuevo amigo "El callo"

Cristinita y su nuevo amigo "El callo" 


Creo que no me había costado nunca tanto ponerme a dibujar, ni a pensar cómo contar mis propias experiencias de una manera "amena", en estos años.

La situación vivida en la que "todo se paralizó"; la incertidumbre, la fortaleza que surgió de todo eso; pensamientos demasiado negativos para trasladarlo a este otro lado de la realidad... Por lo que decidí esperar hasta que volviera con una mente más abierta y positiva.

A veces nos encerramos en nosotros mismos que parece que no hay nada positivo a nuestro alrededor y eso, queridos lectores, es lo que me ha ocurrido a mí.

Así que aquí estoy, en mi escritorio con un callo enorme que me observa.

Un callo gordito, coloreado, situado en ese dedo al que a veces le preguntas "para qué sirves". Porque, queridos amigos y amigas, sólo nos damos cuenta de la importancia que tiene un dedo en particular cuando nos cortamos con un folio o eses zapatos más maravillosos, deciden darle una paliza.

Pero, volvamos a mi callo de la mano (y no el que preparan nuestros familiares próximos cuando en el exterior podemos estar en camiseta). Ese callo que me miraba con tristeza porque estamos en Navidad y se pregunta, cómo es posible que no hayas escrito nada productivo en todo este tiempo y, de pronto, parece que te hayan entrado las ganas.

Ya se sabe, se acerca el 31 de diciembre y el balance de todo un año está a la vuelta de la esquina, por lo que mi nuevo amigo espera que este año sea el último que lo pongo a trabajar y así poder descansar de tanto opositar.


Porque aquí sigo, fosilizada delante de unos folios como un Velociraptor que aún no se ha extinguido, intentando no contagiarme con el nerviosismo de los cambios legales; en una nueva ciudad que apenas conozco, por la vida opositora que llevo, comiendo como una persona adulta que vigila la subida de la luz; estudiando para formarme y mejorar (por no tirar la toalla); dibujando poco y esclavizada  trabajando un montón de horas (aunque muy agradecida por la suerte que he tenido este año).

Si hiciera un balance de estos últimos años, a nivel laboral vería pocos cambios, pues sigo intentando conseguir mi plaza fija una y otra vez. Pero quizás el cambio personal ha sido significativo y he de confesar que crecer es la parte que menos me ha gustado (pues nunca me ha gustado tomar decisiones).

Así que querido callo, ¿estás preparado para lo que te deparará este año 2022 que se acerca? Porque estoy convencida de que este año será el último año que me acompañes y podremos decir adiós a la oposición, porque la habremos sacado. 

Por eso ríe y prométeme que darás lo máximo de ti en este año de tanto trabajo. ¿Preparado? ¿Listo? ¡Vamos allá!




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lunes, 18 de mayo de 2020

Mi nueva amiga: La No- Motivación



Mi nueva amiga: La No- Motivación


Cuando comencé hace varios con la oposición, nadie me había hablado del Síndrome del opositor:
  • Primero, estás emocionad@, tienes todo el espacio disponible en tu escritorio para guardar numerosos apuntes coloreados, actualizados... hasta que llevas varios cambios legislativos, temario, y actualizaciones, lo que hace que te veas rodeada de folios por todos lados, y sientas que tienes algún síndrome raro que te lleva a acumular cosas.
  • Segundo, las primeras veces vas a probar, a ver cómo son. Ves que la motivación sigue ahí, sigues acumulando folios, te reencuentras con los compañer@s de la carrera el día del examen de la oposición, y te vas a tomar unas cañas al salir.
  • Tercero, empieza la decadencia, comienzas a cruzarte con las mismas personas en cada convocatoria, viendo cómo el paso del tiempo aparece por cada uno de esos compañer@s que estudiaron contigo (mientras tu te sigues sintiendo como la estudiante universitaria que erais).
  • Cuarto, el desánimo. Aquí aparece una nueva ¿amiga? o bueno, una acompañante, la "No-Motivación" . Observas a las mismas personas, pero contemplas que poco a poco esas que te acompañaron al principio, han desaparecido, y piensas durante un segundo: ¿habrán entrado? ¿Se habrán apuntado en otro trabajo? ¿Qué habrá sido de ell@s? Termina el examen, regresas a tu hogar y esperas una cualificación. Te encuentras perdida si no consigues tu objetivo marcado para ese año y si debes de regresar un año más.
  • Quinto, la pescadilla que se muerde la cola. Has recibido esa noticia, sigues estudiando y vuelves a acumular temario, el tiempo de estudio se te hace eterno, la concentración parece desaparecer y deseas cumplir un planning estructurado que no cumples durante la preparación.
Y es en esta última fase en la que me encuentro, al igual que muchos otr@s opositor@s como yo, acompañada de mi nueva amiga, la No- Motivación, y digo No porque a veces ella, la Motivación, aparece en cuanto reviso Instagram u otras redes sociales y veo los famosos "opozulos" tan colocados (el mío parece que ha pasado un tornado por él o me encuentre en alguna ciénaga), sin olvidarme de las invitaciones para realizar plantaciones de árboles virtuales a través de la aplicación Forest, en donde se contabiliza el tiempo empleado estudiando (si dejas el móvil un poco alejado, claro, y no mandas audios, mensajes...). En ese momento, mi amiga la Motivación se apodera de mí y se pone a trabajar. Sin embargo, noto que a veces es un poco egoísta y se va a pasear, dejándome sola, ausente.

Pero no os asustéis esta situación le ocurre a más personas que están en la misma situación personal, opositores ingenuos que entraron en sus redes.
Una amiga mía, por ejemplo, cada vez que su motivación se va, seguramente a acompañar a la mía (porque casualmente sucede a las mismas horas), me comunica por un mensaje o un audio de 5 minutos, toda la información detallada, para que no tengamos dudas. Sin embargo, No- Motivación siempre regresa y nos manipula con sus gestos.

Hoy lo ha vuelto a hacer.
Aquí regresa dicharachera, pensando en sus cosas, mientras observo mis apuntes, preguntándome por qué comencé, a dónde quiero llegar y qué he conseguido o sacrificado. ¿Ha merecido la pena? ¿Merece la pena? Y entonces me mira, observa detenidamente mientras noto lo que me quiere decir con sus silencio:

"Mejor arrepentirse de algo que has hecho que de aquello que jamás intentaste conseguir, porque si persigues tus sueños, tarde o temprano, de una forma se cumplirán. ¿Quién no quiso volar y soñó que era un pájaro? ¿Quién no quiso tener a alguien que lo amara con locura y conoció a la persona más importante de sus vidas, un padre o una madre?" Está claro, ¿no?

Y, llegados a este punto, aunque sea difícil y cueste encontrar la fortaleza suficiente, debemos intentarlo (y me lo repito a mí misma) porque, si no lo intentases, ¿sabrías si sería posible conseguirlo? No, ¿Verdad? Sólo por eso, merece la pena intentarlo.




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viernes, 15 de mayo de 2020

¿Qué le dirías a tu yo del pasado?



¿Qué le dirías a tu yo del pasado?

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domingo, 2 de septiembre de 2018

Y llegó Septiembre...


Hasta que de repente, llegó Septiembre.

Sí, ese mes en el que vuelves a la rutina, te planteas apuntarte al gimnasio, hacer un curso de macramé y quizás, reúnas fuerzas suficientes para comenzar algún que otro coleccionable.
Un mes en el que harás un repaso de tus vacaciones recientes, analizando lo mucho que has aprovechado el verano o, quizás, el número de verbenas que has disfrutado este pasado verano.

Y aquí me encuentro, tras un parón en donde apenas pude leer varias novelas, escribir una historia o viajar todo lo que pude; pero que pude vivir al máximo.


Pues de eso se trataba, ¿no? Sin embargo, los brazos de mi querido Septiembre se habían aproximado durante el mes de agosto y continuaron, lentamente, pero con paso decidido, hasta el día 1 de Septiembre.
¿Por qué? ¿Por qué ocurre año tras año lo mismo? A veces he intentado mirar con distintos ojos (me he puesto gafas de sol) para ver si se paralizaba, pero seguía y seguía avanzando sin cesar; otras veces me encogía debajo de mi cama, gritando para mis adentros "que no llegue, que no llegue", pero siempre llegaba; y otras, no abría mi agenda para que no tener tanto trauma.

Es increíble, como día tras día, mes tras mes, el tiempo sigue sin detenerse y apenas da tiempo a hacer absolutamente nada (o bueno, todo lo que uno quiere hacer o tiene planificado).

Así que llegó mi terrorífico Septiembre.
Mientras, en mi caso, decidí dejar la terapia que estaba realizando con mi mejor amiga (sí, esa amiga que te manda cuatro audios de 20 minutos y a la que puedes enviar tu monólogo interior para que te lo analice de forma exhaustiva, analizando los pros y los contras), para enfrentarme a la realidad, "Septiembre, había llegado".




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sábado, 18 de agosto de 2018

El escalofrío que lo cambió todo

La situación el día anterior me había hecho pensar durante toda la noche y apenas había descansado.
Sin embargo, una impresión particular no debía de condicionar el resto de mi vida (y menos de mis vacaciones).

Quizás mi psicólogo tenía razón, ¿y si sólo se debía a la inminente llegada de Septiembre?

Así que continué con mis planes trazados tras las oposiciones. Un año más me había propuesto ciertas metas para las vacaciones de verano:

✓Leer varias novelas.
Escribir una historia.
Apuntarme al gimnasio.
✗✗Vivir un romance.
Viajar por el mundo.
✓Saltar en paracaídas.
✓Disfrutar de la vida.
✓Sonreír más.
✗✗✗✗Dejar de complicarme la vida.
Adelantar algo del estudio y del TFM.

Vale, puede que mis metas no se hubieran cumplido al 100% y me lo estuviera tomando todo muy relajadamente ⛱ Pero, de eso se trataban las vacaciones, ¿no?

Ahora me encontraba a finales del mes de agosto, con el trabajo acumulado y muchas metas aún por cumplir  (como podéis comprobar). Haciendo una maleta para una escapada y con poco o nada bajo control.

De repente, volvió a ocurrir, una sensación extraña invadió todo mi ser. No se trataba de que no había hecho 5 listas, como me había aconsejado mi hermana, para tener todo bajo control acerca de lo que tenía que llevar o no en mi maleta o de que apenas sabía dónde iba a alojarme ni cuál sería mi destino (y la inseguridad que eso suponía para alguien que le encantase el orden y el control).

Un escalofrío me puso en alerta. Este recorrió cada parte de mi cuerpo hasta que de repente...

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viernes, 17 de agosto de 2018

La estraña situación en el supermercado...



El otro día estuve bastante preocupada con la llegada de un extraño paquete. Por un momento pensé que eran muestras de alguna papelería que quisiera regalarme alguna cosilla. Pero luego me di cuenta de que me encontraba ante un paquete con botellas de aceite de oliva.

¡Estaba haciendo la compra semanal! Miré alrededor hasta que de repente observé como la vecina del cuarto me estaba observando.

Sí, esa vecina cotilla que lleva el control de quién sube y baja las escaleras, te interroga cada vez que te ve y está al día de las idas y venidas de todo el vecindario y del edificio en general.
Aparentemente parecía enfrascada en una decisión importante: la compra de unas lechugas. Sin embargo, noté como giraba lentamente sobre su porte y me observaba.

¿Cuánto tiempo había estado pendiente de mí? ¿A qué hora había salido y entrado en esta cadena de supermercados? 
Había perdido la cuenta.
Así que aquí me veo, ante una caja llena de 8 botellas de litro de aceite de oliva de 0,5º de un pueblo andaluz del que no había oído ni hablar hasta este momento.

Mi psicólogo considera que ha sido debido a mi necesidad de concentración ante la proximidad del mes de Septiembre y quizás, las muestras claras de que es necesario ser un poco más amable ante las adversidades.

Sin embargo, discrepo ante su opinión analítica tras leer dos revistas de autoayuda del quiosco de la esquina, la razón estaba clara, todo se debía a una manipulación.

Alguien estaba manejándome desde la lejanía...

Pero, ¿uién o qué era el responsable?

No tenía ni la más remota sospecha.
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jueves, 16 de agosto de 2018

Requisitos para ser una persona normal II


Ayer tuve un problema demasiado importante que no pude acabar mi estupenda presentación de ayer en mi primera sesión.
Vale, no es cierto, aunque podía haberlo hecho al comprobar que llevo escribiendo en este blog desde 2009; un año sin actualizarlo y en el mismo punto que cuando empecé con este personaje.
La realidad es que tenía que visitar a mi querido amigo "Roca" (sí, la marca de wc más conocido en España y todavía no sé muy bien por qué) y se me despistó. ¡Da gusto cuando uno está bien aunque sea en la taza del váter!
De esta manera tan sutil, volvamos al tema que nos ocupa.
Me llamo Cristinita y no me considero una persona normal (actualmente).


Empecé esto como un hobbie y, tras muchos años sigue siéndolo  (aunque no me importaría que me regalaran blogs de dibujo y esas cosas que a la gente "guay" recibe). Tengo muchísima imaginación y soy capaz de estar hablando horas y horas sin parar (así que tengo material suficiente). ¡Ah! Y he pasado de los 30 aunque me siento como si aún viviera en los 20, al no tener claro cómo sería mi vida cada vez que cambio de año escolar.
Así a modo de club de anónimos puedo decir que pertenezco, como pudiste comprobar lector, al club de las personas que no somos "normales". Y es que el ambiente familiar me tendría que haber dicho algo pero no lo quise ver (como pudisteis leer en otros post de este blog). Pero eso ya es otro tema.
Lo que más me gusta es que por lo menos he mantenido a esos "amig@s" incondicionales, que desde que empecé siguen ahí animándome para que mis historias traspasen algún día el papel virtual de este blog (y a los que siempre les contestó con "algún día, algún día").
Mientras, lo único seguro es que cada curso escolar debo preparar una oposición que no doy aprobado con plaza; y mi vida sigue siendo igual o más caótica que cuando empecé.
Entonces, ¿por qué no soy una personita normal? Este blog nunca ha tratado de una persona normal, por eso el parón de un año. Pero, ¿a quién no le gusta lo excepcional? 


Así que a partir de ahora, con un cambio de perspectiva de vida, con un aprendizaje constante, toca redescubriendo y comenzar de nuevo con un toque de positividad y diversión.
Porque la vida son dos días y, si algún día mis disparatadas historias ven la luz, tendré suficiente material.
Y vosotr@s, ¿sois personas normales?
Yo no y me encanta.
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miércoles, 15 de agosto de 2018

Si yo te contara...


Si yo te contara...

✔️Las veces que he intentado abrir la puerta de un coche que no era el mío, te sorprenderías (en total 3, es lo que tiene tener un coche demasiado común).
 
✔️Las roturas que ha sufrido mi corazón cada vez que generaba espectativas demasiado altas, cada vez que luego no se cumplían (demasiadas). 

✔️Los traspiés en la calle en los que tenía que mantener la compostura para que nadie se diera  cuenta de mi ridícula caída 藍藍
✔️Las veces que he metido el dedo en el vaso de nocilla para devorar la parte blanca, dejando el chocolate negro sólo en el vaso (y así acusar a mi hermana de semejante tragedia) 
✔️Las conversaciones hasta altas horas de la noche en mi coche tras una fiesta, o aquellas en las que esperabas algo más que una conversación. ⏰⌚⏱️️
✔️Las lágrimas de cocodrilo que surcaron mi cara cada vez que algo no salía como yo esperaba, y las risitas maléficas cada vez que ocurría lo contrario 
Idas, venidas, viajes fallidos en mi mente, viajes inolvidables...
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martes, 14 de agosto de 2018

Requisitos para ser una persona normal


 Requisitos para ser una persona normal

 

Últimamente todo el mundo me pregunta su estoy bien. De tanto que me hacen la misma pregunta aquí me encuentro, en mi primera consulta del psicólogo.

Soy Cristina y hasta hace unos 12 meses me consideraba una persona normal.
  • Hacía deporte.
  • Tenía una vida social más o menos normal.
  • Una vida familiar, típica familia española.
  • Pareja (incluida las amistades importantes).
  • Una cierta independencia.
Y era más o menos feliz.
Pero de repente, en el casi el mismo recorrido que hace una avispa velutina (muy famosa cada verano), todo dio un giro de 365º y actualmente no me considero dentro de los cánones para ser una persona normal, al igual que mostraba en la película de Leticia Dolera que lleva este mismo nombre.
Veamos:

Requisitos para ser una persona normal que cumplo:
✓ Vida social
✘ Deporte
✓ Vida familia
✘Pareja
✘Independencia
¿? Felicidad


Y es que la felicidad está sobrevalorada. Cada vez que llega el mes de Septiembre el corazón me da un vaivén y empieza pasar por diferentes estados emocionales:
  • Primero, "la llamada", sí, esa que esperamos todos aquellos profesores interinos que aún somos sustitutos porque no tuvimos "suerte" en las oposiciones de Educación  y cada año nos llaman de la bolsa de trabajo de nuestra Comunidad Autónoma (para ir a trabajar a algún colegio perdido y así cubrir alguna que otra baja). Así que, ya te puedes imaginar querido lector los nervios que te recorren el cuerpo cuando escuchas la llamada, la felicidad al recibirla y la tristeza al descubrir que tu nuevo destino de 7 días se encuentra a 250km de tu residencia habitual.
  • Segundo, la llegada del mes de junio, las lágrimas y tristeza parece que invade tu vida proporcionalmente al número de cajas que ocupa tu vida durante todos eses meses que has estado viviendo fuera (con suerte) y es el momento de regresar a tu casa madre (el único domicilio estable).
Sin embargo, ser una persona normal resulta ser una tarea demasiado compleja de llevar a la práctica en su totalidad y, si se logra alcanzar (cuando sólo te quedan 4h de vida, siendo un poco positiva) es un objeto de investigación.
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