jueves, 29 de julio de 2010

Diario de...Cristinita: El veranitoo


Julio

Ya estamos en el mes de julio, ¿por qué? ¿por qué?¿por quéééé????????Próximamente será agosto, luego septiembre, etc. Volviendo después de nuevo a comenzar. ¿No se cansará el calendario de hacer siempre lo mismo? ¡Mira qué es aburrida su rutina! ¡ Es que encima no para! ¡Cómo me gustaría quemarlo, en algunos momentos, en una hoguera, a lo estilo Buffy Cazavampiros; cuando los días pasan y pasan sin parar!

Y es que, este mes me he ido al campo, rodeada de ovejas, cabras y de mucho, mucho verde. Lo cuál ha supuesto una relajación neuronal sin precedentes. He abandonado mi ambiente urbano y me he dirigido a un ambiente cabruno propiamente dicho, más del estilo "La casa de la pradera made in Spain". Y como no podía faltar, ¿quién me ha podido acompañar en este duro tránsito de mi vida? La madre más cool de todas, mi madre.

Como consecuencia, el traslado ha supuesto una nueva entrega de "Supervivientes". Casi 20 viajes para un traslado a la auténtica selva; y es que, la verdad, debí de haberme ganado el cielo con la cantidad de cosas que tuve que traerme de la ciudad; eso sin contar las 97 escaleras que tuve que subir y bajar varias veces; la búsqueda de aparcamiento para poder trasladarlo todo y, además, las numerosas quejas de la madre superiora ante semejante despliegue de medios: "Pues bien que cómeis...Tendré que llevar algo" (frase que acompañaban mis numerosas protestas).
Hombre, si en eso no le quitaba la razón pero, tal vez, ocupar varios congeladores y un mueble; además de sobrar tanta comida, al no entrar en ningún otro lado, ¿no suena algo exagerado? Bueno, no hay que preocuparse porque, tampoco ha sido para tanto, según ella, la mayor parte de las cosas eran mías.

En fin, al fin la paz tan buscada, aunque mi relajación pronto dejará de ser tan relajada; ya que, en breves llegará el final del verano y comienzará de nuevo el duro labor de estudio. Pero, como dijo una vez mi hermanísimo: "Yo eso lo estudiaba sólo con mi olfato, como me enseñó la chupiministra de Defensa".

Así que, rodeada de tanta naturaleza, mis nervios aún no están a flor de piel. ¡Y es que las cabras qué paz transmiten! Se ponen a pastar y ahí andan, a su "rollo", con su vida; sin preocupaciones. De vez en cuando, algún "castrón" (masculino de cabra) las acecha y les joroba la relajación. Pero, ¿eso no nos pasa en nuestra vida diaria? Es que las cabras, ¡qué similares son a los humanos y qué poco se les tiene en cuenta!

Existe:

- La cabra trabajadora, la que dirige, recoge los alimentos y va a su rollo.
- La cabra vaga, que medita los pros y los contras; luego descansa. ¿Para qué esforzarse?
- La cabra inteligente, observa a todas las demás y luego actúa.
- La cabra tonta, que siempre se pierde estando rodeada de otras.
- La madre cabra, la protectora ante intrusos ajenos.
- Por último, está el castrón, que a pesar de no ser muy agraciado el pobre, las tiene a todas las demás loquitas.

Aunque bueno, ser el único en varios quilómetros alrededor y oler tan de aquella manera, las pobres cabras estarán atontadas y por eso, quizás, se dejen seducir por sus encantos (razón por la que todas tengan cuernos).

Entonces, lo que no entiendo es por qué no se las valora más si prácticamente es un símil con el comportamiento del ser humano. ¡Es que los científicos son tan peseteros que para ahorrarse un céntimos prefieren gastarse el dinero en ratas en vez de cabras! Pobres, ¡infravaloradas!

Pero ya estamos terminando julio, con un calor asfixiante y con pocas ganas de hacer nada, salvo la de analizar las cabras de mi vecino o ponerme morenita al sol. ¿Qué más se puede pedir?

Es que la vida puede ser tan estresante y agotadora.....
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