domingo, 5 de febrero de 2012

Historias disparatadas: El hombre de negro que no sabía bailar


El hombre de negro que no sabía bailar.

En un lugar de una ciudad cualquiera, entre la tenebrosa oscuridad de la noche, unas mallas ajustadas (que muestran un cuerpo opuesto a 90- 60- 90) y un traje propio de una nueva versión de los Power Rangers, con el uniforme desteñido, se muestran lentamente.
El silencio lo absorbe todo casi por completo y, al observarlo, nuestras piernas empiezan a temblar.
Nos dirigimos a él para realizar la entrevista de nuestra vida, aunque no nos mire directamente a los ojos.
Descubrimos su rivalidad con Harry Potter y Superman porque no puede volar (y sus misiones son, hasta el momento, sencillas y afectan a una minoría).
- “Todavía no he descubierto mi potencial”, afirmó con seriedad.
Como armas de defensa personal: un yoyó, con el que domina todo tipo de situaciones y con una tecnología 3D; y sus clases del ayuntamiento de defensa personal- ataque- refuerzo (al que le regalaron, solo por asistir, un bozal, por si se metía demasiado en el papel y atacaba).

En cuanto al porqué de su indumentaria (que reflejaba su falta de actividad física y demasiada cervecita) y su proyección nocturna, nuestro superhéroe venido a menos resaltó que por la noche el negro le sentaba de maravilla e enfundaba mayor respecto.
Además, así disponía de mayor tiempo libre para participar en algunos talleres de manualidades, pintura en óleo y repostería.

- “Porque, ¿quién dijo que los superhéroes actuales tienen que ser duros? Cada vez que veo Los puentes de Madison o El diario de Noa no puedo evitar emocionarme”. Resaltaba muy afectado porque, señoras y señores, nuestro héroe es más sensible que Winnie de Poo, así que no queremos imaginar qué pasaría si viese “Bambi” y el trauma que le supondría.

En cuanto a sus retos personales que se plantea actualmente destaca aprender a bailar y eliminar esa imagen de “tipo duro” que lo acompaña, porque no lo toman en serio.

- “Cuando estoy trabajando es normal que nadie se me acerque pero, durante mi tiempo libre, me encantaría conocer a alguien que no piense que soy el guardia de seguridad de una discoteca o un infiltrado de la Policía, porque soy una persona muy social.”

En cuanto al baile, la razón está clara, siempre quiso aprender sevillanas porque creía que daba el perfil. Pero cuando le preguntamos sobre el terreno amoroso… El deber le llama y tiene que salir corriendo en busca de una abuelita que cruza la calle por dónde no debía.
Como todos los superhéroes, seguirá oculto entre las tinieblas de la noche, atento a los peligros que, como ciudadanos, nos persiguen a la vuelta de la esquina y con un pasado, como hemos observado, siempre oculto.
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