domingo, 28 de agosto de 2016

Diario de... Tiempo de relax




Relaxing time


Se acerca Septiembre, las librerías y papelerías están haciendo su "agosto" estos días. Y es se acerca el final de las vacaciones, el regreso al colegio, a la ciudad, al trabajo...; dejando atrás la "buena vida", las playas llenas de veraneantes, las fotos en instagram o Facebook en la playa, etc. y comienza la vuelta a la rutina y el acopio de todo tipo de material escolar, así como los míticos colecionables de Septiembre (a veces, no sé si las encuestas de población activa deberían de hacer una breve mención a los colecionables, puesto que todavía no he conocido a nadie que los haya terminado).

Pero, ¿qué ocurre con los que trabajamos durante el verano? Parece que Septiembre es simplemente la prolongación de tu rutina y dejas de tener vida, a los ojos de los medios. 

Pues no, Septiembre es el mes del "opositor", ese ser que se desplaza por las librerías, papelerías o grandes superficies que en estas fechas están cargados de descuentos, 2x1, o de paquetes con 50 bolígrafos de colores al precio de 20; por ejemplo. Ese espécimen que se camufla entre la sección de post-it de colores y formas, contempla brevemente su economía, y se llena la cesta de la compra con útiles que, quizás use, o quizás pueda usar en próximos subrayados, pero que acaba adquiriendo porque son "bonitos".

El/la opositor/a no compra para "menores" a su cargo en edad escolar, si no para su propio placer personal; es conocedor de toda clase de técnicas de subrayado y domina a la perfección aplicaciones como Pinterest, lo que lo llena de ideas a realizar con whassitape, subrayadores...en su agenda "cool".

A diferencia del loco/a de las manualidades, el/la opositor/a tiene bajo sus dominios un amplio surtido de estuches "monos", agendas "cucas" y un amplio abanico de recursos (tras haber arrasado en años anteriores las papelerías), que invaden su "opozulo", Un "opozulo" que, lucirá una imagen "impoluta" para las fotografías subidas a instagram, pero que dejará de poseer todo el espacio necesario para sus apuntes o los esquemas de los esquemas, cuando llevas 4 horas delante de ellos (invadiendo todo el espacio que lo rodea).


Así que qué decir del mes de Septiembre, un mes que adoro por el amplio surtido de folios que adquiriré y los post-it que descubriré, de puente entre mis vacaciones (porque los que trabajamos en verano descubrimos el relax en este mes sin "familias con niños/as gritones/as" y sin saturaciones en las playas) y la vuelta a la rutina de estudio. Es decir, un mes con síndrome post-vacacional, en donde te das cuenta, otro año más, de las numerosas cosas que te has propuesto hacer y no has hecho, mientras te tomas un respiro en una playita a 25ºC, mientras el resto de tus conocidos terminan sus vacaciones.
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Diario de... Cámbiame


CÁMBIAME

"Cámbiame" era lo que constantemente parecía exclamar mi pelo cuando me situaba frente al espejo y lo observaba con atención: puntas abiertas, corte recto, sin vida... El pobre agonizaba cada vez que mi cepillo del pelo lo acariciaba, al mismo tiempo que una goma lo sujetaba en épocas de calor.

Entonces, llegó el verano, los exámenes de la oposición y el estrés; como consecuencia, decidió abandonarme lentamente en el mes de junio, no lo aguantaba más. Mi pelo no soportaba la tensión, la rutina y la monotonía de una opositora histérica.

Así, llegó el mes de Julio y ante la posibilidad de quedarme literalmente "calva", decidí tomar medidas drásticas, "raparme el pelo", ya que según revistas con tanta base científica como "Saber vivir" o "Cosmopolitan" afirmaban que cortarse el pelo revitalizaba todo el cuero cabelludo.

Me dirigí a una peluquería que aparentaba saber lo qué hacía (analicé previamente los comentarios en Facebook, si no tiene página en Facebook no se puede considerar una peluquería moderna), no quería un corte de pelo del estilo a los años 80, como el que a veces parecen llevar las "señoras" o "señoritas" de 58 años en adelante, creo que ya sabéis de lo qué estoy hablando (vale, siempre hay alguna excepción).
La peluquera en cuestión me miró como si tuviera claro lo que yo quería hacerme (falso) y, a continuación le hice sentir la peluquera más feliz durante esos minutos, cuando le transmití mi necesidad de cortarme el pelo a su gusto (nunca he conocido a ninguna peluquera que, cuando le dices que te corte las puntas, te haya cortado media melena, por lo que, mi petición fue recibida con una alegría desbordante).

Pero, ¿qué ocurrió cuando me miré al espejo? Tras la drástica decisión, dejé atrás mi melena para dejar paso al pelo corto; un look moderno que, con el paso de los días, se convertiría en un look "friki"cuando pasara el efecto de la laca y volviera a asentarse en su hábitat natural (mi cuero cabelludo). Mi cara lo reflejaba todo, necesitaba un cambio drástico y, seguramente, fue lo más "radical" que había hecho en bastantes meses.

Mi cara cuando me observé por primera vez mi cambio de look:




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sábado, 27 de agosto de 2016

5 opciones qué hacer cuando no tienes más qué hacer salvo estudiar

5 opciones qué hacer

 cuando no tienes más qué hacer salvo estudiar



Como buena opositora que soy, las horas pasan y pasan sin cesar, así que... ¿Qué hacer cuando no tienes nada más qué hacer salvo estudiar?

Supongo que tienes varias opciones:


  1. Comerte la mesa de estudio.


2. Tomarte un respiro y dibujar tus piernas (modo friki total).


3. Comerte el ordenador, claro ejemplo de que tu cerebro está sufriendo un grave deterioro.


4. Convertirte en un cubito de hielo (difícilmente en verano).


5. Ponerse a cotillear la vida de los demás a través de las redes sociales (Facebook, Twitter, instagram...) y comparar  tu "opovida" con la de tus "opocompis" o con el resto de conocid@s... (con el desgaste emocional y psicológico superior al de cualquier oposición).



Ah!! Si por alguna razón descubres alguna de estas redes sociales no dudes en seguirme, porque, ¿qué mejor apoyo que descubrirme y cotillear juntas?

Instagram: @mundocristinita.
Twitter: MundoCristinita

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viernes, 26 de agosto de 2016

Reflexiones de una opositora camino de los treinta

Reflexiones de una opositora camino de los treinta



Me llamo Cristinita, como algunos de vosotr@s ya sabéis. Tengo casi 30 años (29 concretamente) y aún no controlo de divorcios, pero soy capaz de responder a interrogantes tan cruciales en la vida de una veinteañera:

"¿Qué vas a hacer este fin de semana?" "No lo sé".
"¿Has arreglado la habitación?" " Ya lo haré".
"¿Con quién está saliendo menganito ahora?" "Con fulanito, pero menganito aún sigue ahí".
o... "¿Has bebido?" "Jamás mamá."

No tengo un Máster en relaciones amorosas porque aún me encuentro en la fase semi-independencia emocional (es decir, quieres estar con alguien pero disfrutar lo máximo de "tu soltería") y eres demasiado joven para atarte a algún semejante, más allá de robarle un trozo de pizza a tu compañero de fatigas.

Vivo todavía con mis progenitores porque me cuesta abandonar el nido familiar y la economía dirige mi vida de estudiante-opositora-trabajadora.

Mi plato favorito es la pasta en todas sus manifestaciones posibles, pero en particular adoro los macarrones y su forma redondeada (aunque soy consciente que se trata del mismo tipo de masa que se usa con los spaguettis...).

Me molesta que me digan lo que tengo qué hacer o cómo actuar, pero no concibo que al pedir una opinión no me la den.

Soy escéptica, rara, perfeccionista, obseviva... pero un bombón (si escarbas un poquito). Y a la que no le gusta tomar decisiones por temor a equivocarme.

¿Alguna vez has girado a la izquierda cuando te dicen "gire usted a la derecha"? o ¿has conocido todo un pueblo porque has hecho 8 veces el mismo recorrido buscando la salida?

Entonces, creo que comprendes mi mundo o, quizás, no seré tan diferente al resto del Mundo, ¿no crees?

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